Historia de la empresa

Nacimos en 1995 cuando los fundadores pensaron en qué haría un tenedor responsable y afectuoso con su mascota al momento de tener que definir el destino de sus restos. Uno de ellos “en una consulta al veterinario por mis perritas, coincidí con una señora mayor y su mascota viejita. Cuando se fue, pregunto al veterinario qué hacía esa señora si la mascota se le moría. Me respondió: si no tiene donde enterrarla, puede llamar a la Intendencia que se la lleva y la incineran, o termina en la usina de residuos. Aunque sabía eso, igualmente me movió a pensar que para la señora no sería lo mismo poder enterrarla a que se la llevara el basurero. Esa noche no dormí, pensé mucho en cómo podría solucionarlo y comenzó el emprendimiento. Conseguí el actual lugar con un socio que se haría cargo del espacio y se empezó a ofrecer los servicios visitando veterinarias, y enseguida llegaron las sepulturas. Luego de 15 años de actividad vinieron los hornos crematorios, primero a leña, y ahora a gas GLP, con todo un cambio cultural. Hasta el día de hoy pensamos en nuestro cliente como aquel que tiene a sus mascotas en tenencia responsable, bien alimentadas, vacunadas y con cobertura sanitaria, y que además las tiene como compañía y parte de su familia.»